La oscuridad de la noche *libre*

El moreno corría todo lo rapido que le dejaban sus largas piernas. Se había metido por la calle equivocada y como resultado había acabado siendo perseguido por vete a saber que ser, ya que ni siquiera se había parado a comprobarlo. Por las distintas calles de la ciudad y dejando a un lado su ingenio había hecho lo que le había parecido más inteligente en esos momentos: huir como alma que lleva el diablo.

En el último recorrido había conseguido librarse de él pero como contra partida había acabado el lugar que más evitaba: el bosque.

Agotado y enfadado consigo mismo por su estupidez se dejó caer sobre un tronco que había tumbado en el suelo y se llevó las manos a la cara tapando su rostro con ganas casi de romper a llorar. Pero como de costumbre no lo hizo.

El joven alzó la mirada, con el flequillo algo pegado a su frente por el sudor de la carrera y el rostro levemente sonrojado y los ojos brillantes tenía un aspecto vulnerable, aspecto que casi nunca solía tener. Pero enseguida sus ojos se volvieron como siempre fríos y su expresión serena. Se levantó a pesar de su falta de energías.

-No gracias, tiene razón en que es peligroso y por eso justamente me iré rapidamente a mi casa.-

Aunque parecía dispuesto a ayudarle no podía confiar, él mismo parecía muchas veces amable cuando en realidad solo buscaba manipular a los demás y por su independencia estaba acostumbrado a no recibir ni pedir ayuda de nadie.

Cuando le dijo eso el moreno se detuvo en seco y miró a su alrededor comprobando que asi era y se sintió realmente inquieto preguntándose como salir de esta. Pero el otro hombre siguió hablando y miró sorprendido como aparecía una barrera de hielo frente a él. Dio un paso atrás que casi ni acabó de realizar porque notó como alguien le cogía en brazos. Cerró los ojos al sentir que se elevaba por pura inercia y cuando los abrió se encontró en los brazos de aquel extraño ser que había sacado unas alas y planeaba sobre el bosque como si tal cosa. Instintavamente se aferró al cuerpo del moreno temiendo caer aunque no pudo evitar que un pensamiento cruzara su mente.

"creo que he pasado del río al mar... no me han matado aquellos tipos pero creo que no lo voy a contar ya esta noche"

Miró hacia el hombre, no recordaba haber estado tan pegado a nadie nunca pero tampoco estaba en situación de apartarse.

No sabía muy bien que decir así que simplemente se quedó en silencio asimilando lo ocurrido.

-Kyo Suo...-

Contestó son si antes vacilar un poco. Cuando vio que bajaban a tierra firme agradeció el contancto de sus pies contra el suelo firme de nuevo y miró extrañado al hombre que le indicaba amablemente el camino para irse luego.

-Espera!.-

Exclamó antes de pararse a pensar en si hacerlo o no.

-No... no vas a hacerme nada? eres un demonio no?.-

Preguntó extrañado. Quizás se había equivocado y su amabilidad no había sido falsa pero era algo que realmente no le acababa de caber en la cabeza por lo que miraba al moreno con una graciosa expresion de sorpresa.

Al oír esas últimas palabras su mirada se volvió fría de nuevo y sonrió levemente de forma fría y maquiavélica. Aquello sonaba realmente tentador, tener un demonio como "aliado" podía ser una ventaja en muchos aspectos y en muchos momentos. Pero necesitaba saber el precio.

-Suena interesante... pero de que clase de trato estaríamos hablando?.-

preguntó acercándose a él y mirándole tras sus lentes.

Se le quedó mirando con gesto pensativo.

-Bueno... los precios son curiosos aunque supongo que los típicos para un demonio.-

Le miró directamente y con gesto frío.

-Yo deseo salir... como cualquier humano que vive aquí y se que puedo lograrlo pero obviamente necesito un plan y en algún momento ayuda. cual sería el precio a cobrar por un poco de ayuda en mi propósito?.-

Observó la tarjeta atentamente antes de guardársela con cuidado de no perderla en uno de los bolsillos de su pantalón.

-Ya veo, muy interesante aunque no estoy muy seguro de como funciona esa tarjeta supongo que en el momento que necesite llamarte sabré como hacerlo.--

Le miró con expresión fría pero con sonrisa satisfecha.

-Pero dejeme poner un ejemplo. Imaginese que como antes me están persiguiendo unos seres contra los cuales no puedo hacer nada y deseo que usted me salve el pellejo. Cual sería el precio a pagar por tal acción? Pregunto ahora por que de seguro llegará el momento y no tendré tiempo para cavilar en esos instantes en si aceptar sus condiciones o no.-

Ese tipo de pagos obviamente al moreno no le agradaron lo más mínimo y le parecieron incluso excesivos, quizás tener disponible ese trato con aquel demonio iba a ser menos productivo de lo que había pensando. Ante lo del pecado de lujuria rió levemente por lo bajo.

-En ese segundo caso no se que esperas conseguir de mí, nunca he estado con nadie así que no creo que te fuera de mucha ayuda.-

Comentó con tono levemente desafiante sin darse cuenta de que posiblemente estaba haciendo una gran metedura de pata al confesar tan a la ligera su virginidad a un demonio.

Sin saber muy bien por qué y medio percatándose del error de habe dicho esas palabras el moreno se puso en una actitud un poco nerviosa y a la defensiva cuando vio acercase hacia él al demonio aunque se medio relajó al ver que no hacía otra cosa más que caminar a su alrededor.

-Bueno... me parece un pago excesivo pero supongo que esa es la justicia en el mundo de los demonios. Siempre que yo pueda elegir al final si cierro el acuerdo o no me parece una buena idea.-

Le sonrió de nuevo con satisfacción.

Se puso en postura pensativa unos instantes antes de mirarle de nuevo directamente a los ojos.

-De acuerdo, no debería fiarme de un demonio pero en ese caso haré una excepción. Si estoy en peligro te llamaré, si el precio a pagar no es mi vida supongo que aceptaré el trato que sea.-

Extendió la mano como sería lo normal al cerrar un trato aunque ese era un tanto más fuera de lo común.

Tras el breve apretón el moreno retiró rapidamente la mano pero sin parecer demasiado nervioso, pero es que no le gustaba tener contacto físico con la gente, basicamente porque no estaba acostumbrado a ello.

-Si bueno.. por qué no...-

Respondió encongiéndose de hombros, de todas formas ahora no tenía por qué estar tan alerta con su seguridad y si su acompañante para la velada era aquel demonio no pensaba que ningún otro ser intentara hacerle nada. Además quizás podría descubrir más cosas sobre él y en consecuencia sobre el trato que acababa de cerrar.

Comenzó a caminar a su lado en silencio y cuando oyó su pregunta ciertamente no supo que contestar.

-No lo se... supongo que intentar empezar a vivir una vida de verdad. Una en la que no me tenga que preocupar de que algún oscuro ser esté esperando en la esquina de enfrente para quitarme la vida.-

"Y también ver la luz del sol... tan desconocida para mí"

Pensó pero eso no quiso confesarselo al demonio.