Recreación en privado (Ocupado)

Introdució poco a poco su lengua, lubricando el lugar para que luego les pudiera facilitar el sexo. Suspiró profundamente al sentir sus dedos y luego sonrió de forma grata, pasando a introducir un dedo junto a su lengua, moviéndolo de forma circular mientras una de sus manos se dirigía a su sexo y tras ello empezaba a masturbarle.

-Mmmm.. Sigue... -murmuró moviendo sus caderas poco a poco, pasando a introducir de pronto dos dedos en su interior y gozando al ver como los musculos de su acompañante se tensaban.

-SAbes como hacerlo...

Suspiró unos instantes al sentir aquella felación que desde hacía unos segundos había conseguido ponerle completamente duro al dedicarse tanto. Contempló su trasero mientras introducía y sacaba sus dedos de forma repetida, alejándolos un momento para poder lubricar sus dedos con más saliva y seguir con el trabajo, tanteando la entrada esta vez con tres dedos, introduciéndolos todos de golpe muy poco a poco, apretando mientras el miembro ajeno.

-Eres jodidamente sexy... -musitó con una sonrisa adentrando las tres extremidades de un movimiento- Oh... Mmmmm... Ya estoy lo suficiente duro, no hace falta que sigas... -dijo apartando la mano de su sexo y dándole un masaje en una de las nalgas mientras con la otra seguía introduciendo sus dedos.

-Te voy a dejar sin aliento....

Contempló de nuevo su trasero y luego retiró los dedos muy lentamente, dejando alguna que otra mordida en sus nalgas. Tras ello le dio un suave cachete y se apartó un poco, volteándole.

-En la camilla no hay mucho espacio, así que... -le tomó de la mano e hizo que se pusiera de pie, tras ello fue a su mesa y apartó todas las cosas que había encima de ella, sonriendo- Tumbate aquí.

Hizo que se recostara y tras ello él se quedó de pie.

-Yo me quedó así... -murmuró haciendo que su trasero quedara al final de la mesa- Coloca tus piernas como más cómo estés.

-Me parece bien ... -murmuró dando un beso en una de sus rodillas y separando sus piernas levemente para poder colocar un brazo al lado de su rostro y con el que estaba libre tomar su sexo y posicionarlo en la entrada.

-Eres buen chico...-dijo besando sus labios muy lentamente y mordiendo sus labios- Te deseo... -volvió a besarle y tras ello fue introduciendo poco a poco su virilidad, a penas llevando la punta ya dentro se detuvo unos instantes y dejó caer un poco su peso sobre el menor- Aún no está acostumbrado del todo ¿eh? Hay que trabajar con tus músculos.

Sonrió unos instantes y luego contempló su rostro, deteniéndose a rozar su mejilla con un par de dedos y suspirando cerca de su oído para que pudiera oír sus pequeños jadeos.

-Soy cuidadoso... Sabes que te voy a complacer hasta el fondo -murmuró con ironía, apoyándose mejor en la mesa y entrando poco a poco en su interior, retrocediendo y volviendo a entrar, para que así fuera acostumbrándose poco a poco al tamaño de su miembro.

-Además... Sé que gozas de esto, igual como gozo yo, sino no habrías venido a visitarme de forma tan cariñosa como lo has hecho... Ya no te duele ¿verdad?

Sonrió, más que nada de placer, sintiendo aquella oleada de intenso calor que le invadía y las estrechas paredes interiores de Dyamond tragando su sexo y absorviéndolo hacia dentro.

-Me vuelves loco... No soy el único aquí bueno en ciertas cosas... -mordió su hombro con fuerza, sin llegar a hacerlo sangrar y luego suspiró, acelerando el ritmo de sus embestidas y jadeando- Mmmm... Sí... -arañó su costado y luego volvió a gemir, apretando los labios- Oh... Ah... Me encantas... -murmuró empujando de nuevo y apretando el abdomen contra el ajeno para proporcionarle rozo en el sexo de Dyamond y que así disfrutara.

Arqueó levemente su cuerpo y sacó el sexo para meterlo de nuevo de golpe, soltando un profundo gemido de placer que no pudo reprimir de ninguna forma posible.

-¡Dios! -gritó besando sus labios y acelerando el ritmo.

No tardó mucho en que de pronto sonó la puerta, era uno de sus compañeros de consulta que venía a preguntar algo.

-¿Akito?¿Está ahí? -el peliblanco se detuvo de golpe y miro a su acompañante, con la respiración entrecortada, mordiéndose el labio inferior. Se oyó que intentó abrir pero no pudo.

-Voy... -musitó él saliendo muy poco a poco del interior del muchacho- Estaba organizando esto de aquí y no quería que me molestaran.

fue a por sus pantalones y luego la bata, escondiendo la ropa rápido y mirando al muchacho.

-Abajo -murmuró diciéndole la mesa, poniéndole allí desnudo y dándole un beso.

Levantó las persianas y fue a abrir.

-Adelante -se sentó en su escritorio tras abrir la puerta, él aún iba descalzo, pero no se veía- Dime.

Alargó el pie hasta la entrepierna del joven, acariciando suavemente y escuchando la conversación de su acompañante

Frunció el ceño al sentir su mano en la entrepierna y colocó la propia sobre la ajena, siguiendo con una conversación bastante amena con el otro hombre de las partículas.

-Claro es que... -se detuvo unos instantes, pues no podía pensar con claridad, frotó su frente y entrecerró levemente las piernas, apretando más su pie contra el sexo. Tras ello continuó con la conversación, pero la erección que había disminuido por la interrupción volvía a mostrarse firme tras sus pantalones.

Ambos habían llegado a un punto de acuerdo, hasta que éste le pregunto si le pasaba algo.

-La verdad es que no me encuentro muy bien...

Sonrió de forma recatada a su acompañante y colocó una mano en la cabeza del muchacho, guiándole en los movimientos que deseba que el chico tratara a su sexo y gozando de ello.

-Mmmmm.... -el hombre pareció querer irse, pero esperaba que Akito levantara y le acompañara a la puerta- Voy a terminar unos informes y ahora me iré a descansar -murmuró agarrando del pelo a su acompañante- Ya pasaré a despedirme.

El hombre terminó por levantarse e irse, por lo que Akito se apartó un poco del escritorio, lo justo pra mirar a Dyamond y suspirar.

-¿Te lo pasas bien?

Apretó los labios y revolvió su cabeza, apartándole de forma suave mientras suspiraba entrecortado.

-Mereces la muerte... -murmuró poniéndose de pie y guardando su sexo en los pantalones. FUe hasta la puerta y cerró con llave, volviendo a desnudarse tras ello como si nada y sacando al chico de donde estaba.

-Ven aquí... -atrapó el sexo ajeno y lo acarició, pasando tras ello a sus nalgas y rozando los dedos contra su entrada. Le puso al escritorio, con los pies en el suelo y el torso sobre el mueble, inclinándose sobre él y penetrándole sin decir nada, soltando un gemido.

Suspiró unos instantes y siguió embistiéndole con fuerza, tratando de castigarle por los actos que había cometido debajo de la mesa, aunque siempre tratando de no dañarle de verdad o causarle heridas graves.

Mordió su hombro y tras ello fue a la oreja, jugueteando con ella en la lengua.

-MMmmm... Me encanta cuando te tensas... -murmuró apoyándose en la mesa ydando embestidas más fuertes y profundas, poniendo todo el empeño en ello- ¿Te gusta? -preguntó ahogando un nuevo gemido en la garganta- Mmmmffff...

Le tomó de la mandíbula y le besó profundamente, sin dejar de mover un segundo sus caderas, intentando llegar a lugares donde sólo él había accedido.

-Eres delicioso, Dyamond... Y no sólo tu cuerpo, sino también tu espírito. Un demonio realmente maravilloso... Te has ganado el infierno con todas sus letras -le estrechó más contra si y luego deslizo una mano por su entrepierna, masturbándole con rapidez para que pronto eyaculara.

-Joder... -acercó el cuello a sus labios- Muérdeme.