Lamiendo mis heridas. (libre)

Natham se detuvo en una las fuentes, olió el aire para asegurarse que no hubiera nadie más cerca y comenzó a quitarse una a una las prendas de muy buena calidad hecha jirones. Era eso lo que realmente lo tenía irritado no tanto el hecho de haber tenido una pelea con otro macho alfa lycano porque había estado rondando a su "hembra".

Por supuesto fue en su local, Natham había olido de forma inmediata la disponibilidad de aquella "hembra" para aparearse y además parecía que era fértil. Justo lo que él andaba buscando, con lo que no había contado era que otro macho la pretendía igual que él. Ni siquiera se molestó en hablar, cuando era la posibilidad de descendencia lo que estaba en juego, las palabras sobraban.

El otro macho adoptó la forma erguida y semi bestia pero Natham no se transformó, odiaba hacerlo y más con muchos ojos puestos sobre él. Se limitó a seguir con su forma humana a pesar de la clara desventaja. A pesar de ello, estuvo a su altura, no en vano era el macho más viejo y con más experiencia, sus técnicas de lucha estaban depuradas, conocía su fuerza y su resistencia a fondo.

Pero no hubo demasiado tiempo para demostrar nada puesto que la "Hembra" se interpuso y Natham se detuvo de forma inmediata para no dañar a ese macho fértil que bien pudiera engendrar a sus cachorros. Pero la hembra se echó a los brazos del otro macho llorando, al parecer tenían un vínculo sentimental.

-Mierda...-susurró cuando terminó de desnudarse, dejando ver su cuerpo todo musculoso y blanca piel. Tenía heridas que se iban cerrando poco a poco, cuando las causaba otro macho lycano su capacidad de regeneración se retrasaba enormemente. Riachuelos de sangre bajaban por los esculpido contornos de su cuerpo desnudo. Metió un pie en el agua caliente y cerró los ojos, arqueándose levemente.