una taza de cafe en compañia de un amigo [priv. Eti]

-entro a un cafecito algo rustico muy al estilo antiguo con algunos cuadros de don quijote de la mancha, entre otras curiosidades como las hermosas tazas de porcelana y las ventanas en arco que tenían vista a la plaza, tomo asiento en una de las mesas de madera oscura, al lado de las ventanas para tener bonita vista y de paso aire fresco, mientras que esperaba que llegara su amigo, tenian mucho que ponerse al corriente tiempo sin hablar.-

-tomo entre sus manos uno de los menús forrados de cuero café, revisando que pediría tal vez tomaría un cafecito con algún pan pero aun no lo sabia tendría que ver bien lo que había, aun que ya se sabia de memoria el menú pues era uno de sus restaurantes favoritos por el estilo que tenia se sentía como en casa.-

Enterrado entre afiches y manuales, se encontraba con notorio aburrimiento, pasando las páginas sin ningún interés...consumiéndolo y atormentándolo por las tareas acumuladas que había dejado para último momento. Tiró de sus cabellos revolviéndolos con ligera desesperación, levantando la vista hacia el reloj de pared que decoraba la habitación.

Sus ojos se abrieron con sorpresa, palmeando su frente, recordando la invitación de encontrarse en el restaurante, teniendo esa charla pendiente de la cual tenían mucho para charlar. Salió como quién lleva el diablo encima hacia el baño, duchándose con rapidez tomando lo primero que había en el ropero, una camisa color beige y un pantalón crema, para luego recorrer las calles hasta dar con la dirección del lugar.

Sonrió animado, observando el lugar con agrado, abriendose paso para entrar, visualizando dónde se contraba Margo, lo cual fe una fácil tarea por reconocer aquellos cabellos rubios desde la lejanía. Caminó, acercándose a este, posando una mano en el hombro del vampiro, palmeándolo.

—Espero no haberte hecho esperar demasiado...—Musitó, esbozando una ligera pero sincera sonrisa para luego tomar asiento frente a este, dejando sus manos cruzadas sobre la mesa.

—Te veo de maravillas...acaso ¿ya haz encontrado aquel elixir inagotable de felicidad?—preguntó ameno.

-giro la vista al sentir la palmada que le había dado, dibujando una amplia sonrisa en los labios al mirar a eti.- tranquilo tengo unos cuantos minutos de haber llegado...-siguió con la vista sus movimientos hasta tenerlo frente a él, pasándole después uno de los menús, ya sabia lo que pediría pero esperaría que su acompañante revisara el menu para ver que era de su agrado.-

-asintió con la cabeza.- desde luego que si encontré aquel elixir tan añorado...de la felicidad.. –alzo ligeramente los hombros con una sonrisa de oreja a oreja muestra de su enorme felicidad, aquella que lograba su amorcito.- soy bastante afortunado por tenerlo...-dijo mientras que recargaba la cabeza en una de sus manos pensando en kao.- y que me cuentas de ti...?..que has hecho..todo este tiempo..algún galán por ahí, próxima boda?...-pregunto con curiosidad tomando una de las servilletas de tela acomodándola en sus piernas.-

cuando te cases quiero ser el padrino eh?...-dijo divertido, mientras que uno de los meseros se acercaba hasta su mesa con un par de panecillos de botana mientras esperaban o veían lo que pedirían.-

—Por lo visto cupido ha tenido trabajo extra este tiempo...—Comentó, con un halo de alegría cubiriendo su rostro, iluminándo sus ojos celestes verdosos con un poco de emoción, la cual no podía ocultar.

Asintió, cubriendo en sus mejillas un caprichoso y tenue rubor, que para su desgracia contrastaba con su pálida piel siendo por muy mínimo notorio—¿Boda? mmh aún no...pero ya veremos...—musitó, riéndose ligeramente al escuchar su petición, negando divertido.

—Es bueno tener padrino anticipado...y más porque eres alguien en quién confío y conozco—con una risa danzarina que amenazaba en terminar nuevamente con una fresca risa, dejando la carta sobre la mesa luego de hechar una ojeada, la cafeína era su vicio, además del pye de limón que se le había antojado...algo extraño e inusual...

Imitó los movimientos de su amigo con la servilleta, observando al mozo al haber llegado, pidiendo la orden suya, para luego esperar que dijiese la suya también Margo. Cuando este se retiró, sus ojos vagaron por la decoración exquisita del recinto, con las facciones más relajadas, volviendo a posar la mirada en su amigo vampírico.

-enarco una ceja mirándole sonriendo mas aun al ver el sonrojo en las mejillas del castaño clara señal de que había un galán.- cupido a estado muy ocupado creo que es época de enamoramiento aun que ya no estamos en febrero.. –rió divertido imaginándose a el clásico cupido trabajando, tenia demasiada imaginación para esas cosas.- aun no boda...-parpadeo los ojos con cara de desilusión quitándose de la cabeza la idea de las invitaciones que tenia planeadas.- bueno en cuanto suenen campanas de iglesia me avisas para ayudarte con los preparativos... tengo unas ideas para las invitaciones...-dijo con un brillo en los ojos de futura hazaña.-

a todo esto tiene nombre el afortunado?...-entrego la carta al mesero el menú pidiendo después de eti, un pie de queso con cerezas y para tomar un cafecito con leche y 4 de azúcar, aquel café era la causa de su exceso de energía aun que claro que no dejaría el café era su adoración.-

-miro por un momento extrañado a eti por aquel raro antojo alzando levemente los hombros, escaneandolo de pies a cabeza buscando algo extraño o sospechoso.- umm eti...también puedo ser el padrino de tu hijo cuando tengas bebe??..- le mira con emoción.- yo quiero que tu seas el padrino de mi hijo claro cuando tenga hijo.....

—Serás el primero en enterarte, tenlo por hecho—agregó, contagiado por su entusiasmo, jugando con sus manos, cierta ansiedad que recorría su ser. Imaginado por un momento tal escena que a sus ojos era un tanto utópica más no improvable.

—Meith...Meith Haltmish—contestó, susurrando el nombre del ser que lo había atrapado, sacándolo de aquella órbita rutinaria, agregándole esa pizca de amor, formando una familia con sus pequeños integrantes en su venida...—El destino me enredó en su telaraña antes que reaccione...sin embargo esta vez no reniego de mi suerte, sería un estúpido renegar de esta opotunidad maravillosa...—agregó, un tanto fuera de lugar, más para sí mismo divando entre recuerdos.

—Al parecer...te haz equivocado ligeramente...son dos...mellizos para ser precisos—Retificó, con una sonrisa un tanto discreta, emocionado, desbordante de ilusión, llevándose una mano al vientre, el cual estabaligeramente elevado, cosa que a simple vista por la camisa algo holgada que traía no se daría cuenta nadie de su nuevo estado.

—Es todo un honor, claro que me gustaría ser el padrino de esas futuras criaturas que vendrán luego...—afirmó, alargándo un brazo, tomando su mano para darle un suave apretón amistoso,soltándole luego.

Bien esperare ansioso ese día...ahh ya quiero que haya boda.....-recargo sus manos en la mesa con una sonrisa entusiasmada estaba bastante feliz por eti le agradaba mucho saber que estaba bien y feliz, que había encontrado el tesoro de la felicidad al igual que él.-

-ladeo ligeramente al escuchar el nombre de meih lo había escuchado antes, si no mal se equivocaba de la boca de kao, pero su mala memoria no le dejaba saberlo con certeza por lo que se limito a pensarlo hasta estar seguro.- debe ser muy bueno...-dijo con una sonrisa al escuchar como se expresaba de el clara muestra de que lo quería bastante, un amor puro y bonito.-

-se descoloco al escucharle que eran mellizos quedando por un momento con cara de shock volviendo al instante a recuperar la postura con una gran sonrisa, al conocer bien la noticia y la explicación de aquel extraño antojo, posando sus doradas orbes en el vientre tratando de ver la pancita aun que no se le notaba.- cuantos meses tienes?...-pregunto con bastante emoción queriendo saber todo de los pequeñines.-

-sintió la mano ajena correspondiendo el suave apretón.- estaría encantado de que fueras el padrino, que mejor que un buen amigo para llevar ese titulo...- giro levemente el rostro al ver al mesero traer sus pedidos entregándole a cada uno el correspondiente, tomo la orejita de la taza para llevarla a sus labios dándole un suave sorbo.-

—Ya casi voy a cumplir tres meses y medio...—respondió, haciendo una breve pausa formulando un conteo mental aproximado, asintiendo. —Las náuseas eran terribles, no podía contener casi nada de lo que comía...—añadió, haciendo un puchero de resignación, agitando su cabeza para desterrar el recuerdo de esas náuseas que no parecían tener fin en ese tiempo.

—Ni qué decir de los desmayos repentinos, salir de casa y regresar de vuelta era un triunfo...—quizás exageraba un tanto, empero era cierto, de un momento a otro caía al pavimiento sintiendo su cuerpo de plomo.

Su mirada estaba fija en su acompañante, relatándole una que otra anécdota, olvidándose de la prescencia de los demás presentes y el mozo que había dejado el pedido en la mesita. Cayó en cuenta cuando Margo tomaba un sorbo de su tacita, llegando a sus fosas nasales el olor del característico del café...mezclándose en el ambiente con el aroma del pye de limón.

—No me haz contado del dichoso ladrón que ha hurtado tu corazón...—musitó con una tenue sonrisa, llevando a sus labios la cucharita que contenía un pedacito de pye, degustándolo con gusto, para luego dar un sorbo del cafecito.

- deposito la tacita de café en la mesa mientras escuchaba atentamente los terribles tres meses que había pasado su amigo eti, con los síntomas causados por el embarazo, quedándose por un momento ido pensando en aquella travesía que había vivido- vaya que paréese toda una odisea tener bebes...-alzo levemente los hombros mirando a su acompañante – pero vale la pena...

-parpadeo levemente los ojos cuando dijo lo de los desmayos- eso quiere decir que estuviste la mayor parte de esos meses en casa?..-de solo imaginarse la idea de que estuviera encerrado todo ese tiempo le dio escalofríos, de haberlo sabido antes le hubiera echo visita-

-tomo la cucharita de metal cogiendo un pedacito de su pay de queso con cereza llevándosela hasta sus labios para comerle.- bueno quien me a robado el corazón se llama Kaoru Sakurai...-al pronunciar el nombre de su amore se proyecto en su cabeza su imagen, dándole a sus ojos un brillo de enamorado.- es tan lindo...-suspiro suavemente sonriendo de manera amplia.- soy bastante afortunado de poder estar con él....-jugo un poco con la cucharita antes de tomar un nuevo bocado.-

—Por unas semanas al menos, hubiese enloquecido si hubiese permanecido todo ese tiempo en casa…aunque el hecho de dormir sin la persecución del despertador fue delicioso—comentó perezoso, soltando un bostezo repentino, solamente nombrar la palabra descanso acarreaba que todo su cuerpo se relajase y desease la comodidad de su cama y el pecho de su amante para recostar su cabeza sobre este, además de su voz, la cual llegaba a su consciencia como un arrullo, adormeciéndolo por completo.

Sin embargó agitó su cabeza, quitando de ella aquel pensamiento ahora no oportuno, no obstante su mente se rehusaba obedecerle.

Llevó a sus labios la tacita de café, bebiendo un sorbo de esta, deleitándose con el amargor característico de este, atreviéndose a decir que era el único líquido humeante y oscuro que podía dejarlo lúcido y revitalizado, quizás era capricho o más algo psicológico, empero al menos cumplía su trabajo la cafeína en despejarlo; mientras escuchaba el nombre del dichoso.

Si bien, se le hacía familiar el nombre, empero no lograba recordar con exactitud de dónde y cómo lo sabía, por ello aguardó silencio, contemplando aquella aura que destilaba amor, anudando y reforzando más aún el hecho de esas palabras que brotaban de los labios de Margo.

Y una idea un tanto loca y copiada de tenelovela barata incendió su corteza cerebral, escapando una risita, tentado a comentarle lo cual no se reprimió. —Sería interesante hacer una boda doble…—aguardó su reacción, tratando de recuperar la compostura, sin embargo los nervios y el recordar las escenas de novela arruinaban sus intentos.

-tomo un poco del pay de cereza en la cucharita llevándola hasta sus labios y comiéndole gustoso, saboreando la mezcla de sabores en su boca rió levemente por aquello del despertador nadie podía quejarse de no tenerlo para recordarle que era hora de despertarse.- apostaría que esa fue de las mejores partes de todo, poderte despertar hasta la hora que el cuerpo lo desee...-dio un largo suspiro, recordando su cómoda camita con vista al cielo y la dulce fragancia de su amorcito, aquello era lo que mas le agradaba de dormir, despertar y lo primero que ve al abrir sus ojos eran los zafiros de su amore, se sacudió la cabeza saliendo de su ensoñación.-

creo que solo pronunciar su nombre me manda a pensar con él y volar mi imaginación...-se mordió levemente la lengua en un gesto infantil, tomando después entre sus manos la taza de café aspirando el aroma de este.-

-parpadeo levemente los ojos al escuchar la idea que proponía dibujando una amplia sonrisa de oreja a oreja.- me agrada la idea.. seria muy hermoso una boda doble...-alzo levemente los hombros, inundándole después las líneas azules en la frente.- pero eti...a mi no me han propuesto matrimonio...-choco los deditos índices entre si, poniendo un leve puchero en los labios.-