Un botella whisky a media noche (libre)

Cerca de las doce, a oscuras, el silencio gobernaba el tétrico hogar a los no vivos...y a quienes estuviesen de visita, cómo él. Humano, una especie frágil y efímera a comparación de las otras, uno de ellos, compartía descanso que sus agotados músculos reposaban sobre la lápida de su congénere.

Etienne se encontraba recostado, observando a su alrededor con cierto rencor que su mirada retenía, las hojas de los árboles caín secas, ocultando algunas tumbas, bebiendo sorbos de ves en cuando de la botella que mantenía a su lado, whisky. El añejo sabor era apremiante para el joven en su estado, el cansancio parecía absorverlo de lleno, sin embargo el alcohol le proporcionaba aquella curiosa fuerza que le permitía permanecer despierto y consciente.

El silencio, terminó por colmarle la paciencia al pasar la hora, no obstanta el sonar de unas pisadas letárgicas atrajeron su atención, girándose hacia dónde provenía aquel ruido, en alerta.

*aparecio caminando tal ente espectral*
Hola, wow...estas bebiendo, alcohol aqui..*tomo un poco de aire*
whisky....
*dijo el ser con figura de niño que recien aparecia extrañamente vestido, al estilo Gothic Lolito o Victoriano, cubierto en negro*

Se encogió de hombros, a su parecer no había nada de que extrañarse, una botella de licor no era pecado mortal...y si así fuera, pues bien para él. Remojó ligeramente sus labios, captando aún el sabor que permanecía én sus labios.

Dio una rápida y discreta mirada al joven, curiosa vestimenta para tal tiempo, sin embargo de buen gusto, de curiosos rasgos, cómo cual muñeco de porcelana en cuerpo de carne y hueso. Retomando su postura, se relajó nuevamente, quizás era uno de esos seres con poderes "mágicos", cosa que no le hacía muy bien en gracia, estar en desventaja le hacía un problema.

Tamborilleó los dedos contra el frío marmol labrado, el viento soplaba, mesiendo los árboles casi maternal.

—¿Le molesta?—preguntó, eleveando la botella, que permanecía llena por la mitad, para luego tomar otro trago de esta.

—¿Qué hace un joven cómo usted a estas horas?—Cureosó, observando ahora directamente al menor, con los labios ligeramento torcidos hacia la izquierda, un tic adquirido desde muy chico. No es que le carcomía la consciencia por saberla vida, sólo era curiosidad y nada más que eso.

*se discipo en una niebla negra, quedando en una lapida al lado de el*
No , no me molesta pero si me resulta extraño...
*balanceo un poco los pies*
ademas, si sigues asi podrias terminar ebrio ya has bebido mucho...y que que hago aqui, suelo venir ocasionalmente.....
solo a pasear^^

—Oh, ya veo—Parpadeó un tanto perplejo, sin ser exagerado, siempre conseguía alterar algo en su ser, aquellas apariciones y aproximaciones repentinas, estaba ahora letalmente seguro que el otro era de otra especie. No les temía, sin embargo su actuar iba ser algo cauteloso, estaba cansado cómo para lidiar si este lo atacaba.

—Tengo buena resistencia—musitó, recargando su cabeza en la lápida, observando el ambiente, el cual cada minuto aumentaba la niebla, siendo casi imposible ver con claridad a cuatro pasos de él.

No alardeaba sobre ello, desde la infancia había empezado aquel vicio esporádico al licor, el cual las primeras veces lo había nockeado por así decirlo.

a sii?
pues la noche es larga niño...
piensas beber toda esa botella..
es demasiado..
pero bueno, supngo que no debes temer, pue sno hay ningun problema....
*lo volteo a ver, sonriendole*
que modales, los mios, olvideme prsentare, soy DOnogan Bathory...

Obvio el apodo puesto del desconocido, no tenía ánimos de discutir. Ya que de por si, a simple vista, la imagen del pelinegro se veía infantil y frágil, quizás un tanto moribunda por las telas color negro pulcramente alisadas que constranataban la tonalidad de su piel.

¡Y claro que no había problema! jamás se mostraría ebrio ante semejante criatura, quién sabe lo que haría en su inconsciencia. No debía de fiarse, ya que muchas veces la apariencia era lo opuesto a la fuerza.

—Etienne, un gusto...—murmuró, haciendo un gesto educado con la cabeza, dejando la botella a un lado de momento. Limpió sus manos contra la tela del pantalón, palmeando, para luego dejarlas quietas en su regazo.

—Debería haber mantenimiento en este lugar, las lápidas están a punto de resquebrajarse—comentó. No mentía, el polvo y las hojas cubrían el desastre y el abandono de las mismas. Lastimoso sería si tuviese allí uno de sus parientes, ya que distaba completamente de un lugar de reposo eterno y agradable.