Arreglando los Negocios...*YUSEI*

Caminaba por los pasillos en silencio. Ese sería el colegio al que asistiría. Suspiró mientras veía a su alrededor, memorizando cada uno de los rincones del lugar. No sería agradable perderse cuando iniciara sus clases allí. Se desperezó llevando ambos brazos sobre su cabeza, cuando sintió un aroma extraño. Como a perro o algo así. Frunció el ceño y continuó caminando decidiendo ignorarlo por el momento.

Avanzó en silencio, hasta detenerse al encontrarse, de casualidad, frente a la presencia del dueño de aquel extraño aroma. Lo observó callado, con calma.

Contempló al extraño manteniendo las manos en los bolsillos de su pantalón. Suspiró e hizo una leve inclinación de la cabeza a modo de saludo.

-Buenos días.- Dijo de modo calmo. Continuó andando hasta quedar frente al muchacho, a una distancia prudente. -Quién eres?- Preguntó con calma.

Miró la mano calado, para luego suspirar y estrecharla callado. -Soy Yusei Hitomi.- Dijo con calma. Luego volvió a su postura inicial en un movimiento elegante, desviando la vista hacia el exterior.

Lo miró callado, algo sorprendido. ¿Había conocido a su madre? Su expresión se suavizó al pensar en su madre y suspiró posando la espalda contra la pared.

-Qué coincidencia...- Dijo mientras veía el otro muro, para luego mirarlo con calma. -Y qué pasó con ellos?- Preguntó con calma.

-Qué ocurrió?- Preguntó con calma mientras se cruzaba de brazos. No sabía si quería oirlo o no, pero ya había preguntado así que no podía echarse hacia atrás.

Suspiró apretando los puños. -Como conoció a mi madre?- Preguntó viéndole de reojo con calma. Ese sujeto sabía de él y sentía curiosidad.

Lo miró callado, con el ceño fruncido. Suspiró y asintió callado mientras meditaba dudoso. -Puedes explicarme eso que pasó?- Pidió con calma, para luego mirarlo.

Permaneció callado unos segundos, para luego suspirar. -Lamento oirlo.- Susurró por lo bajo, para luego mirarlo. Dudó unos segundos y posó una mano sobre su hombro, como si intentara darle ánimos.

-Le agradezco lo que hizo por mi madre.- Dijo haciendo una reverencia. Suspiró y apretó los puños con suavidad, manteniendo la vista clavada en el suelo.

-Si...- Asiente y lo mira. -Usted lo ayudó tanto... y yo solo hice las cosas complicadas.- Susurró viendo la ventana.

Suspiró y se incorporó para verlo fijamente con una expresión sombría, pero rápidamente la suavizó.
-Odie a mi madre toda mi infancia... diciéndome a mi mismo que me odiaba, que por eso había itentando matarme antes de nacer. Pero el verdadero problema era yo.- Susurró.