Creciendo Significativamente [Privado]

Era aún temprano, lo sabía. Entendía que se había apresurado a hacer las cosas, y no porque esta vez hubiera sentido la necesidad de ser puntual ni nada parecido. Tenía prisa por realizar lo que quería hacer, aún si eso significaba dejar cosas importantes atrás.

Comprendía el peligro de su decisión, y aún así, no se arrepentía. Había llegado tan lejos para alcanzar su objetivo, y por fin lo realizaría. Eso era lo importante. Había acordado de juntarse en ese lugar con su madre. Allí, ambos realizarían lo que el creía un importante ritual para crecer. A pesar de que le había sido díficil convencer a su madre de ello, se sentía en lo profundo contento de que comprendiese su ideal.

Ese era el día en que se convertiría en un vampiro completo. Así lo había decidido, y así lo haría. El resto de las cosas ya no importaba. Sabía que era egoísta dejar de ser la mitad de una raza con otra, que estaba dandole la espalda a su mitad licana... pero simplemente, ya no podía seguir siendo de esa mitad. Su familia había afectado en ello: La mayoría de los familiares que habían estado a su lado habían sido vampiros, ni siquiera su padre, un Licano, había estado a su lado. Solo una persona de aquella raza había permanecido con él, y no era nada menos que su tío. Pero él también debía entenderlo... No podía llevar la misma sangre de aquella otra persona, y no sentirse completamente de aquella familia que habia apreciado.

Por eso ahora estaba allí. Para unir egoísta y al mismo tiempo desesperadamente su sangre híbrida con la de un vampiro, para volverse uno completo al fin. No le importaba el dolor, es más, quería sentir dolor, porque así sufriría por lo cobarde que era. Ojala doliera, le doliera en cada parte de su ser, y así poder ser alguien nuevo. Y poder cambiar. Eso era lo único que quería. Había sido una persona amable, pero había sufrido por ello. Entonces se volvió una persona fría, pero aunque no sufrió directamente, le dolió ver como los demás sufrían por su conducta... Y ahora... no sabía que quería, excepto que deseaba ser igual que su madre. La única persona que tenía la mitad de su sangre, que lo había cuidado y había echo la labor de padre y madre. Y esa era la única razon.

Sintió los pasos de su madre al llegar, por lo que salió rapidamente de sus pensamientos, para dirigir la mirada hacia él. Se quedó quieto, al mismo momento que este lo envolvía con sus brazos, y lo abrazaba. No reacciono. Ya estaba acostumbrado a no reaccionar a este tipo de actos proveniente de su familia, y si se trataba de algun desconocido siempre se alejaba con brusquedad.

Al momento en que su madre se separó de él, su mirada siguió siendo la misma, fría e inexpresiva, pero determinada. Asintió lentamente ante la pregunta de su madre.

-Sí, quiero hacerlo... -Dijo, con una voz más madura de lo que había tenido antes- Creo que es lo mejor...

Siempre pensaría así. No le importaba el dolor, en ese momento, era lo que más quería sentir. Dolor, lo mismo que el había echo pasar a todos los que lo querían.

-Aún así... quiero que sea doloroso... -Pronunció lentamente, mientras su rostro se ponía cada vez más serio.

Suspiró con resignación, al mismo tiempo que decidió tomar asiento en una piedra grande que vio. Era un poco molesto, pero realmente le daba igual. Su rostro se mantuvo carente de expresión inclusive mientras su madre le acariciaba y pronunciaba aquellas palabras.

Podía rechazarlo. Podía evitar todo eso, sí le decía a su madre que no lo deseaba, aceptaría a ahorrarle aquel tipo de situación. Pero entonces, no sería él. No estaría actuando como era realmente su personalidad, se convertiría en otra persona, y eso le disgustaba. Así que por ende, asintió ante las palabras de su madre.

-Sí, Dolor... -Dijo- Escucha madre, no trates de ser suave, ni tener delicadeza, ni nada... -Tomó aire- Has que sea lo más doloroso posible, porque realmente lo soportaré... Quiero sentir todo el dolor de mi vida, aquella vida que ahora reemplazare, y tendre que volver a comenzar... por eso, deseo el dolor... -Respiró con agitación cuando terminó de hablar. La verdad es que ese era realmente él, esa era su verdadera naturaleza.

Hace mucho tiempo, había sido un niño dulce, amable y sonriente, mimado en todo... pero si no hubiera tenido que pasar por eso, por la peor humillación por la que alguien puede pasar al ser utilizado, y además, por haber perdido a esa persona que era la única que realmente lo había visto tal como era, ya no le quedaba nada más dentro que el rencor, la angustia, y la soledad. Y quizás, solo un poco de afecto, pero por las personas que habían cuidado de él. Su verdadera naturaleza era oscura... Ya nada podía cambiar la oscuridad que se había apoderado de él.

Suspiró lentamente, mientras trataba de relajar su respiración, y así mismo, los latidos de su corazón. Un corazón que pronto, dejaría de ser dos mitades de algo. Que se convertiría en una sola cosa, lo que el anhelaba, cuando su sangre fuese absorvida e intercambiada al mismo tiempo, cuando un veneno voraz comenzara a correr por sus venas, y todo, todo se volviera cada vez mas doloroso.

Pero necesitaba el dolor. Lo necesitaba para vivir... no, más bien, para crecer de verdad.

Sintió el suave raspón de su madre, un delicado contacto, casi sutil. Pero no duraría mucho con lo que venía.

Sintió su cuerpo totalmente desfallecer en el momento en que aquellos colmillos se introdujeron en su cuerpo. Era incapaz de describir la sensación que sentía... dolor, miedo, angustia... no sabía como expresar todo ese mar de emociones contradictorias que se le venían encima como una inmensa ola.

Quiso cerrar los ojos, dejarse llevar por la inconciencia, mas no lo hizo. Ese no era él. Todo por lo que era ahora no sería reemplazado por ese repentino dolor. Mantuvó los ojos muy abiertos, mientras levantaba más su cuello, permitiéndole a su madre más espacio para realizar su trabajo. Algo cambiaba en él, pero aún era incapaz de saber que era. Solo quiso que aquel inmenso dolor no se detuviera en su viaje.