Legazy of blue eyes

En la era de edad de oro, cuando los cimientos de la tierra eran sacudidos por guerras de ser mucho más antiguos de lo pensable; entre estos existían los Dioses, los Dragones y los Demonios, en medio estaba el hombre y su carencia de significados hasta que entre victorias y derrotas, los dragones tomaron la decisión de tomarlos como aliados y más allá de eso, llegar incluso a mezclarse con ellos para mantener la especie viva por generaciones. Los híbridos fueron llamados en un principio Príncipes, pues eran en su mayoría hermosos y poseían todas las fortalezas y ninguna de las debilidades de las especies. Con el tiempo, el nombre de estos seres pasó a ser Ryutenshi, pues se les consideraba ángeles en cierto aspecto, eran seres capaz de azotar a los demonios con el poder y la fuerza de los dragones y una fe en sus dioses que era inquebrantable, pero con el pasar de los siglos surgió la debilidad de estos casi dioses, su humanidad; Sucumbieron algunos ante la sed de poder, la ambición y pecados humanos.

La creación de Ryutenshis fue prohibida por los dragones y seres aliados pues eran ya casi plaga y peligro, en la edad de plata, los ryutenshis fueron exterminados y barridos por un alto dragón lleno de prestigio y luz, su nombre: Peiron D´ Bahamuth. Pasaron los años y todo volvió a la normalidad, las guerras seguían su curso y los ryutenshis no existirían nunca más… O eso se pensaba

De entre tantas leyendas que el Bahamuth blanco creó, una de ellas fue la de acabar contra un Dios antiguo y cruento en su propio mundo tras combatir por cien años, según cuenta la historia, sin descanso alguno. Cuando el demonio fue derrotado, maldijo al dragón y a su estirpe y a su raza, tras esto, el dragón dio treinta azotes al demonio contra la tierra y este pereció. Quinientos años más tarde, una raza de demonios de nombre desconocido surgió a masacrar a los dragones, el número de estos demonios fue contado mil años después cuando todos se presentaron ante la corte de los altos reptiles. Treinta y un demonios. O treinta, guiados por uno que llevaba el mismo nombre que el antiguo difunto; Alpher.

Otra leyenda, fue que el Bahamuth blanco creó seis poderosas armas con la mayoría de su poder y el de otros dragones en espíritu; reunidos en estas forjas. En un comienzo, no habían elegidos, ni tiempo para entregar las armas que decidirían el destino de la especie y en su defecto; por su poder, del mundo. Cinco primeras armas de las cuales una de ellas era la propia, una guadaña que se rumoreaba opacaba los poderes de la misma muerte y las demases, armas que ayudarían a quien liderara junto a los suyos las huestes del futuro, pero la sexta arma contenía algo más. Los espíritus de dos dragones y más de tres cuartos del poder del anciano blanco residieron en una espada larga y vieja, el rumor y la creencia de que esta espada tenía y tiene, el poder de cambiar el mundo o incluso de crear uno nuevo se expandió por todos los mundos posibles alimentando la avaricia, codicia y sed de poder de ya más que demonios y humanos pero, entre los seres del mundo “oculto” al de los humanos… La segunda leyenda cobró fuerza más detallada, pues algún dragón habría soltado a los demonios por algo de poder, que el Dragón Blanco había creado las armas para que solo quienes llevaran su sangre en las venas o su espíritu. Pudieran controlar dichas forjas de orialcón.

En la época moderna, las cosas no han parado, los humanos tienen el mayor porcentaje del planeta como especie gobernante pero solo por mayor numero y tampoco es que a los demonios u otros seres les cueste reducir estos números en poco tiempo. Las leyendas de Peiron siguen vigentes y aunque ocultas, con más fuerza que nunca. Los Hijos de Alpher, siguen la búsqueda por venganza del Bahamuth con cualquier aliado que este tuviera y con su descendencia de quien hasta hace poco se han enterado, Sí, Peiron Bahamuth tubo hijos, seis hijos, para seis armas, seis Ryutenshis…

Los treinta azotes de Alpher buscan con desesperación la espada que cambiará el mundo y además, vengarse de todo rastro y linaje del blanco castigador, Los hijos del mismo se han sabido ocultar o quizás apenas saben lo que ocurre en torno a sus vidas, se desconoce el paradero de las armas y se rumorea que los humanos, algún selecto grupo de humanos las ha de tener. Hoy en día se sabe de dos bastardos hijos de Peiron que deambulan por allí, el más joven incapaz de transformarse y heredero por derecho de la rebuscada espada, y el hermano mayor de este cuyos ojos son de oro y él, porta dos de las armas. Ambos son buscados tanto por sus abuelos y tíos como por demonios, humanos y quien quiera conseguir las espadas o pistas para llegar a estas. Una organización poderosa de humanos llamados irónicamente Los destructores de Leyendas o Legend Brakers, mueve sus hilos con empresas y armadas para limpiar los desastres que quedan por las batallas que causan las búsquedas de dichas armas y además, la organización también busca dichos filos mágicos.

Solo dos cosas quedan siendo ciertas, Peiron creo las armas y tubo los hijos para que las llevaran, pero solo se sabe de dos de estos y que uno, está en constante movimiento mientras el otro al parecer, se ha aliado con los mismos demonios en la promesa de darles parte del mundo que se pueda llegar a crear. Y todo ello alimentado por el nuevo rumor de que las seis armas deben estar juntas para dicho ritual, tienen al mundo al tanto de que los humanos pueden vivir con el miedo vigente a las criaturas que solo pensaban ver en películas y libros.