Nuestro nuevo hogar (Priv. Familia Haltmish Tetsuna)

Un gran reja estaba abierta al entrar con el automovil, estaba realmente emocionado, era como habia escuchado en las péliculas, algo que se llamaba sueño americano. Recuerdo que en aquellas imagenes una linda casa con una enorme jardin, verde y frondoso, y al medio de la propiedad una casa en su mayoria de color blanca y de dos pisos, un olor a otoño, un pequeño lago, los niños jugando en un picnic a las escondidas, y lo mas maravilloso, la pareja a quién tanto amas sentado saludandote, con todo aquellos manjares preparados, besando tús labios para resivirte entre sus brazos y regalarte el ánimo que hace falta para ser felíz. Ese era mi caso, si bien.. el nuevo hogar no era como una casa de campo, sino una gran estrucutra vanguardista, mi familia se asemejaba a lo que veía en esa trama, con Aoki, quien dormia en el asiento del copiloto por el largo camino recorrido, y los niños, que descanzaban despues de haber jugado todo el camino a quien veía tal color, sencillamente, junto a esa armonia y el rostro de mi amado apacible, tomandome la mano en donde yo posaba la mia para hacer los cambios a la palanca; amenazaban con la felicidad más pura, con el amor mas sincero que en mi vida, había experimentado, podía decirlo y gritarlo.. yo Meith Haltmish.. era por fin.... un hombre felíz.

-No saben cuanto los amo...- Sonrio mirando luego a los pequeños.

Había intentado mantenerse despierto durante todo el viaje, mas que nada para hacerle compañía y que no se aburriera hasta llegar a su nueva casa, pero finalmente el sueño lo había vencido y sin siquiera darse cuenta se había dormido sobre el cómodo hombro de Meith. Abrió con lentitud los ojos al sentir como el movimiento del auto cesaba y el motor dejaba de ronronear, lo cual indicaba que habían llegado a destino. Se incorporó en su asiento y miró al impresionante propiedad que estaba justo frente a ellos, Meith le había contado de la casa, de que era muy amplia y hermosa, con un gran jardín repleto de flores y árboles, pero…aquello superaba ampliamente lo que había construido en su imaginación con sus descripciones. Había dejado que él la eligiera a su gusto, nunca había sido exigente a la hora de elegir un hogar, y mientras estuviera con su familia le daba igual como fuera este, pero ahora que veía la casa pensó que debió acompañarlo a comprarla…

-Siempre tan exagerado amor…-comentó en tono burlón y divertido volviéndose a mirar a su pareja, sabía cuanto le gustaban las casas imponentes, y no le costaba imaginar que en su interior tendría todos los lujos imaginables. Así era él, y así lo amaba. Aunque eso iba algo en contra de sus ideas, pues le parecía un absoluto derroche no dijo nada, y sonrió con sincera alegría, por fin su sueño de vivir a su lado se volvía real.-Me encanta, es preciosa…-apretó su mano y la acercó a sus labios para besarla- Vamos adentro, quiero recorrerla…-agregó para después soltarle para poder bajar del vehiculo y esperar que hiciera lo mismo para atravesar juntos el inmenso jardín.

Sus palabras, me sorprendieron y además me llenaron de felicidad cuando le noté despierto; debía admitirlo, con los días que pasaban, los años, él seguía tan joven y amable, como si jamás se cansara de mis berrinches, y era que su corazón me hacía tan ampliamente completo, él era todo para mí, perfecto.
Detuvé el automóvil y sus tratos me hicieron sonreir. Los niños seguían dormidos en la parte trasera, revisaría la casa antes de bajarlos y acostarlos en sus habitaciones, Aoki debía dar primero su visto bueno, porque sino le agradaba, haría hasta lo infinitamente imposible por darle lo mejor. Me relajé por unos momentos contra el aterciopelado tapiz del asiento, tomando aliento para salir cuando mi amado soltó mi mano, mirandola. Entonces, me acerqué raudo para abrazarle por la espalda, notando como el viento soplaba, como si quisiera crear en el paisaje reiterados movimientos para resivirnos, como si con su cantar, adornara nuestra estadía y las ganas de amar.

-Espero que te guste, traté de ser lo más sencillo posible, pero debo admitir que este jardín me embelezó... hasta tiene una casita para el perrito.- Una leve carcajada salió de mis labios cuando le empujaba con mi cuerpo siguiendole apegado, buscando con mi mano diestra las llaves de nuestra nueva propiedad, dejandola frente a sus ojos, y era, que hasta el llavero de esa casa.. llevaba gravado nuestro compromiso.
-Sus llaves señorito... - mencioné besando su cuello, mirando a mi alrededor, parandonos frente a una blanca puerta, con vitrales de color azul.

Él, su amor, quien iluminaba cada uno de sus días con la sola compañía, con el timbre de su voz invadiendo el aire que lo rodeaba, susurrando su nombre, demostrándole cuanto lo quería, se había acercado enseguida y lo había abrazado por la espalda caminando así con él hasta la entrada de la casa, a paso tranquilo pero seguro. Sentía curiosidad por ver el interior, las habitaciones, la sala, los baños…aunque sabía de ante mano que todo sería perfecto. Rió al escuchar lo de la casita para el perro, el siempre pensaba en todo, y aunque sabía que los caninos no era de su pareció, había aceptado traer al cachorro a su vida, y finalmente le había tomado cariño. Se preocupaba por todos los miembros de su familia, y podía ver el brillo del amor en sus ojos cuando veía a los pequeños.

-Me encantará, estoy seguro –afirmó sin darle importancia a sus preocupaciones pues poco le importaba lo material. Se detuvieron frente a la gran puerta de color blanco, con bellos detalles en ellas a la que dejó de prestar atención cuando vio las llaves que Meith tendía frente a su rostro. Las tomó con cuidado y las introdujo en la cerradura girándolas dos veces para que la puerta se abriera dejando ante ellos la magnífica visión del elegante recibidor. Era verdaderamente imponente, con aquellas columnas adornando los extremos y aquellos muebles perfectamente acordes con el resto de la decoración, el piso en madera fina y brillante, y las cortinas blancas y ligeras sobre los enormes ventanales. Todo era hermoso, perfecto. Se giro a él y lo tomó del rostro para darle un delicioso beso, mostrándole lo feliz que estaba de vivir allí con él, de iniciar verdaderamente una vida juntos, como una familia.

-Quiero ver nuestra habitación…-le pidió cuando el beso finalmente termino tomando sus dos manos con emoción esperando que le guiara por ese enorme lugar que se le hacía como un inmenso laberinto- Creo que tendré que hacer un mapa…-comentó bromeando haciendo referencia a las magnitudes de la vivienda. Si así era sólo el recibidor…quería ver como estaba decorada la habitación, sus muebles y ventanas. Apretó suavemente sus manos ansioso porque lo guiara.

Ese beso me motivo, era que su contacto llenaba mi vida de un gozo sin límites, me entuciasmaba y entregaba esa fuerza para continuar enamorandolo, día a día y noche tras noche, para que dentro de su mente y su corazón mi imagen estubiese siempre presente, debía admitir que era egoísta, pero me encantaba ser su centro de atención y que su voz, sus gestos, sus pensamientos, hasta el gemir incontrolable dentro de nuestro lecho fueran, solo para mí. Siempre me había negado al amor, a que esos impulsos eran una simple atracción erótica, pero ya no era así, él, mi vida me conocía al revéz y al derecho, yo, sabía todo sobre su personalidad y sentimientos, me encantaba, desde el primer momento en que lo ví, desde cuando lo negué, lo abandoné, cuando lo extrañé, para finalmente volver a tenerle, pero esta vez nada me alejaría de esta felicidad verdadera, de este amor sincero. Nisiquiera sabía si era el destino, pero estaba agradecido de las oportunidades que él me brindó, ya que de ahora en más sería atento, brindandole momentos que jamás olvidaría, porque me encargaría de pulirlos por la eternidad.

-Me encargaré de ir a todos lados contigo, asi no te perderás..- Comenté sin soltarme de él, era una necesidad más que una obseción de sentir su contacto -¿Nuestra habitación? Creo que debemos dejarla para al final, dudo que salgamos muy pronto de ella si entramos..- Mis labios tirarón de los suyos como mis manos también, un cálido rubor recorrió mis mejillas y mis manos se entrelazarón como un vicio.

-Además los niños aún estan en el automóvil, no sería bueno dejarlos allí, ¿Talvez sí?.. Si la curiosidad es muy grande, podemos ir de inmediato a nuestros apocentos y sacear tu curiosidad..- Ejercí una leve presión contra mi cuerpo, cerrando los ojos relajado al sentir la brisa entrar por la ventana moviendo las cortinas danzarinas, moviendo el cabello de mi amante, notandolo totalmente atrayente, por lo que con sorpresa, tomé sus labios nuevamente, pero esta vez, sin soltarlo.... esperando que la respiración se acabase, y no se acabaría.

Sonrió con evidente diversión ante sus palabras, eso de ningún modo podía ser cierto, aunque sonaba como una hermosa y tentador posibilidad. Pero ambos tenían sus trabajos, sus ocupaciones, y además debían encargarse de cuidar a los niños… no lo necesitaba las 24 horas a su lado, le bastaba con saber que estaba cerca, compartiendo la eternidad con él, teniendo momentos de sobra para disfrutar de su compañía, sus besos y caricias, sus palabras y sentimientos que ya no se molestaba en esconder. Tantas cosas habían pasado hasta llegar hasta donde estaban ahora, y de a momentos temía que sólo se tratara de un buen sueño, y que pudiera despertar cualquier día volviendo a verse sólo con Neo, en el extranjero, como los últimos meses. Pero no deseaba pensar en eso, le gustaba la idea de soñar con que aquello podía ser literalmente para siempre, no valía la pena arruinar la felicidad que sentía con pensamientos sobre un futuro que siempre guarda algo de incierto y puede sorprender.

Le gustaba como lo besaba, sentía su necesidad de él y aquello le encantaba, sonrió sobre sus labios sintiendo sus cuerpos muy cerca. -¿Tu crees? Mmm….-cerró los ojos un momento evaluando posibilidades, los niños aún dormían pero no sería muy buena idea dejarlos allí en el auto, debían llevarlos a sus habitaciones, suspiró con cierta pesadez y volvió a mirarlo.- Tienes razón, debemos llevar a los pequeños a descansar a sus habitaciones, luego podrás mostrarnos la nuestra... y estaremos allí todo el tiempo que quieras –mordió suavemente su cuello sin llegar a marcarlo o hacerle ningún daño, tan sólo pellizcando apenas su piel, jugando. Sintió que lo volvía a besa y respondió sin mas aquel beso delicioso, intenso y erótico que jamás podía rechazar. Se fundieron el uno con el otro olvidándose por un momento de aquellas responsabilidades que los esperaban dormidas en el auto, de sus pequeños niños.

-Meith… te amo –murmuró volviendo a la realidad tras unos momentos, separando solo lo suficiente sus labios de los de su amante para poder articular aquellas palabras que necesitaba decirle. No tenía idea de cuanto habían estado besándose, ¿Qué importaba? Para ellos el tiempo era algo que poca o ninguna importancia tenía.

La idea de descanzar con Aoki en nuestra cómoda cama me puso de pronto presuroso. Había cambiado y no lo había notado, sentía que me preocupaba por cada miembro de la familia, algo exagerado, en un tiempo atrás solo pensaba en mi y en mis propias necesidades, pero mi amado tenía algo que me obliga a dejar mis instintos, controlarme, obedecer.
Capáz de doblegar mi bestia interior, de calmarme en los peores enojos, sonreirme en los profundos llantos, hablarme con ese suave tono de su voz a reir solo para él, por que le gusta, porque lo hace felíz.
Sus palabras cantadas con aterciopelada voz me inhundaron el alma, y porque no decirlo, el cuerpo en un leve escalofrío, un corto circuito que recorrió mi espina dorsal, acabando en un suspiro acaramelado contra sus labios.

Mis dedos se deslizaron por sus piernas como poseídas por la escencia de su aroma, por el brillo de esos ojos de esmeralda, verdes como un frondoso bosque que calmaba mi ser, que le entregaba un sensación de confianza, de estima, de cariño. -Te amo, también...- sonreí pegando mi nariz contra la punta ajena, hablandole sobre los labios con modestía, recato, como si de dos jovenes virginales se tratase, como si por mis actos se sonrojará, como si jamás lo hubiese tocado, y aquel beso anterior, haya sido una casualidad.
-Puedes...- mis manos subieron alrededor de su cuello, continuando con una sola hasta su menton. alzandolo para deleitarme solo un momento más de él, un leve y amoroso beso -.. ir a la habitación de los niños, preparales las camas, iré por ellos y los cargaré hasta donde estas, luego... - apartandome, cruzando el umbral de la puerta giré un tanto mi cabeza sonriendole -luego no te me escaparás en un buen rato...-
No pude evitar notarme animoso en mi voz, y tocar mi cuello donde lo había besado, desapareciendo hacia el automóvil.

Estaba helando, el invierno atacaba la casa como un hermoso cuento de hadas, comenzando a adornar el pasto verde con copitos de nieve, el cielo hacia notar la fría temporada, blanco de tanta nubosida. Era hermoso.

Ambos niños dormián tranquilos, no despertarían aparentemente en muchas horas, quizás hasta al día siguiente. Agradecia la suerte; podría escapar de las responsabilidades hasta la mañana. Aún que extrañaría por ese día, las risas de los niños reboloteando por el salón, con Aoki conversando tranquilos vigilandolos, junto a una cálida chimenea por supuesto.

Los tomé sobre mis hombros, para nada de ser un mal padre, pero era la mejor forma de cargarlos, ya estaban pesados por su condición de vampiros, y la edad, nuestros niños crecián rápido. ¿Por qué no podían quedarse chiquitos?.
Reí entrando con los bultitos, mirando a mi esposo para que me ayudase.
-Estan muy dormidos, no creo que despierten en un buen rato..-

Estaba muy emocionado, al fin iba a vivir con papi y mami, cuando le dijieron la noticia no paraba de saltar mientras su mami arreglaba sus cosas ni de preguntar miles de cosas abrasado a su osito de conejo que llevaba a todas partes, pese a que intento estar despierto para observar todo a su alrededor, aun asi el suabe movimiento del auto y el cansancio fueron mas fuertes, quedandose dormidito antes de que llevaran siquiera la mitad de viaje, estaba sentado en la sillita del auto, abrasado a su conejito y durmiendo placidamente, mientras soñaba con su familia, con el padre que siempre quiso conocer, unos mechoncitos de pelo estaban en su rostro y sus mejillas estaban coloraditas, su respiracion era suabe y calmada, a penas sintio cuando el auto se detuvo, solo comenzo a despertar al sentir a su papi cargandolo en su hombro, comenzo a resfregarse los ojitos aun algo adormilado, tenia hambre y aun tenia algo de sueño
-mami....
murmuro bajito mientras abria los ojos y miraba a su alrededor, no veia a su mami y no sabia quien lo estaba cargando, tenia miedo...
-maaammiii....
comenzo a hacer pucheros antes de ponerse a llorar asustado, cubria sus ojitos mientras las lagrimas se desparramaban por sus mejillas, su osito no estaba con el y eso mas lo hacia llorar
-papiiiii...mamiiii....buaaaaaa........buaaaaaa
llamaba una y otra vez a sus papis, pensando que quisas se habian olvidado de el o lo habian dejado solito con alguien mas...